Aksima era un obispo de la ciudad de Otili de Asiria, distinguido por su apariencia y de origen honorable, era un padre bondadoso con su rebaño, y que nunca cesaba de orar y suplicar a Dios por el bien de la iglesia y sus hijos.

José era sacerdote en el pueblo de Beit Katuna y tenía casi setenta años y todos lo respetaban por su piedad y gran servicio. Whitala era un diácono gaélico de sesenta años que servía en la iglesia, distribuía los sacramentos y guiaba a los predicadores.

Los gobernadores arrestaron a los tres y los llevaron esposados ​​a la ciudad de Arbila, donde se presentaron ante el gobernador, este les ordenó postrarse al sol o de lo contrario les haría probar la tortura, no les importaron sus amenazas, por lo que Ordenó que los azotaran de todas las formas brutales hasta que sus cuerpos fueran destrozados y sus órganos desintegrados. Luego los arrojaron, mientras agonizaban, a una prisión oscura, donde sufrieron tormento, hambre y sed durante tres años hasta que murieron uno tras otro, y sus almas puras pasaron a disfrutar del consuelo y la felicidad eterna en el año 341 de sus oraciones con nosotros. Amén


Fuente: maronitas.org